MI VIEJA CALLE COLON

Mi vieja calle Colon

1805. Ya pasaron 200 años. Meses más, en este 2005, recordaremos la fundación formal
del disperso caserío bien llamado en aquellos tiempos San Fernando de la Buena Vista.
Que podemos decir de nuevo, de ésta, hoy, pujante ciudad.
Todos saben que es uno de los pueblos más antiguos de los alrededores de Buenos Aires.
Que su viejo casco urbano, empedrado con lustrosos adoquines, atesora un histórico pasado.
Y que los nuevos barrios, crecidos hacia el oeste, aportan riqueza, empuje, ganas, progreso.
Pero es difícil que los sanfernandinos de ahora conozcan las más o menos secretas historias que van revelando, luego de interminables esperas, en citas a veces frustradas, los pocos y muy discretos conocedores de las fábulas de estos pagos. Son musitadas en voz muy baja, casi murmurando, solo a la bajada del sol, cuando las sombras se adueñan de las esquinas, únicamente los cuartos lunes de los pocos meses que tienen treinta días. Si es que no llueve a cántaros. Si garúa, o hay neblina, es probable que alguno de los que dicen saber, acuda.
Una de las menos conocidas se refiere a una calle que está en el límite con Tigre, justo en
el Canal San Fernando. Parte de estos dichos trataré de relatarlos, con el debido permiso de los contados sabedores de estas cosas, para que los llegados al poblado en los últimos 40 años sepan donde viven , y, a lo mejor, los más viejos, rememoren.
Lo que sigue cuenta algo sobre las casi quince cuadras de la medio olvidada calle Colón,
antiguo y oxidado motor de la época de oro del Delta, repleta hoy solo de soñadas leyendas y dolorosas utopías. Con sus aburridos fantasmas flotando por las desoladas riberas del Canal, añorando las emotivas canzonetas de los inmigrantes, la tristona nostalgia de los tangos, las ruidosas fondas y boliches, la locomotora a vapor, los carros con sus lustrosos caballos, el Dique, con sus grandes barcos de acero, los aserraderos, las chatas, cargadas al tope con madera, juncos, mimbre, formio, arena, canto rodado, trabajo, sudor, sueños.
Los que dicen saber cuentan, casi en secreto, que en las noches de luna en cuarto menguante, si sopla el sudeste, estos invisibles personajes se convocarían a recordar tiempos mejores en la desierta casa de Saliva, en la esquina de San Gines, donde funcionaba la estafeta del Correo, a pocos pasos de la ahora silenciosa y quieta herrería de Angel Bordoli.
Pero si acudiesen muchos, puede que se juntasen en el gran terreno donde se alzaba La
Baskonia. Mi querido amigo José Luis Aguirre los guiaría por los secretos recovecos del ya desaparecido hotel, acompañados por la tenue música de jazz que aún se escucha en las calurosas noches de verano, salida de los rayados discos de pasta de su hermano Quique. Casi seguro que a veces van al gran corralón de De Marzi. Y, por que no, a la rotondita de la Punta del muelle. O aprovecharían derruida la casona de Galofre. También parecería que los vieron, solo los días de viento en contra, por abandonado edificio de la ULYT, justo donde la Colón no se animó a cruzar los rieles. Ahora que lo tiraron abajo, andan medio perdidos.
Los que juran saber, perjuran que antes se reunían, pero no siempre, sobre el “Puente colorado” . Desde que volvió a pasar el tren y lo repintaron de verde, seguirían buscando un rincón medio abandonado que les gustase. Hay tantos...........
Puede que mi viejo, y también el tuyo, o quizás tu abuelo, estén jugando al chinchón, un
truco o al tres-siete, junto a mi tío Pedro, Smoje, Beretic, Candau, Russo, Torlasco, Azar, Orbegozo, Grandi, Hamasaki, Gimenes, Chinchin, Lago, Zapata, Ourens, Biasoni, Iufe, Pinchotto, Morando, Solari, Mahieu, Gavazza, Almeida, Jazhal, Ferreira, Barolo, Garbin, Luciano, De Micheli, Scuseria, Bresolin, Somoza, Pires, Ginaca, Visentin, Pugno, Tosini, Guedes, Sanches, Ruano, Luciano, Gilardoni, Sarthou, Aspiazu, Regnicoli, Tamagni, Ambrosoni, Pracanico, Iriarte, Casie, Girola y tantos otros, sentados, muy tranquilos, en las
silenciosas y mágicas veredas de la calle Colón .
José J. Vicentini, nacido en la Calle Colón al 900….a mediados del 33……..l
josevicentini@hotmail.com

1 comentario:

antonio dijo...

este escrito me llena de emocion,la calle Colon no es cualquier calle hay que recuoerarla tienen razon ,pero tiene que ser reflejo de san fernando,basta de crear lugares hibridos,que este lugar se recupere con identidad propia me parece valiosisimo,vecinos queridos que tienen ganas de hacer algo por nuestro sitio gracias,cuenten conmigo